Antecedentes

Antecedents

El oso pardo autóctono como tal se extinguió de los Pirineos Centrales hacia 1990 y el último oso totalmente pirenaico desapareció en 2010. En 1996 empezó una acción de refuerzo de la población con ejemplares procedentes de Eslovenia, similares genéticamente a los pirenaicos. Esta actuación fue financiada e impulsada por Francia, España y la Unión Europea, con cargo al programa LIFE. Las acciones de concertación implantadas fueron insuficientes, suscitando un fuerte conflicto con la población local que perdura hasta el día de hoy.

Este proyecto ha generado mucha controversia; a pesar de esto, se han realizado muchos esfuerzos, con el resultado de una población de osos de unos 30 ejemplares viviendo en un hábitat de gran calidad, mayoritariamente incluido en la Red Natura 2000 en Cataluña. Este relativo éxito demográfico no ha venido acompañado de un éxito en la parte genética, ya que más 80% de los cachorros nacidos en los Pirineos son descendientes directos o indirectos de un único macho. Además, existen grandes dudas sobre si la conectividad entre diferentes zonas de los Pirineos es suficiente (dos ejemplares macho se encuentran aislados en el Pirineo atlántico; un ejemplar hembra se encuentra aislada en el nordeste oscense). La coexistencia entre el oso pardo y el sector primario es la parte más débil, donde se nota un cierto fracaso, y la situación social no es estable en ningún territorio de los Pirineos.

El proyecto se plantea con la finalidad de implementar una serie de medidas y acciones que permitan consolidar el futuro del oso pardo en los Pirineos en un entorno favorable y generar productos y sistemas para ser “exportado” al resto del Pirineo y a otras zonas de Europa.